Por Ángela P. Erazo1
“una de las caras de la opresión es la constante amenaza de sufrir violencia por no ser varón,
blanco, heterosexual o no ajustarse a todas las normas de identidad de género”
(Puleo, 2019. p.39)
El siguiente artículo surge como una apuesta de reflexión común hacia dos reivindicaciones indispensables para nuestros tiempos: el activismo por la Liberación Animal y los Feminismos. El propósito de esta lectura es que nos pensemos los Feminismos y un transitar de los mismos hacia una empatía Antiespecista, pero también considerar la necesidad de que los movimientos por la Liberación Animal adopten un enfoque feminista en su práctica y su discurso. Uno de los argumentos que voy a desarrollar en esta propuesta tiene que ver con la inmediatez de que se genere este transitar paralelo, puesto que, en una sociedad sexista y especista, entender la dominación de las Mujeres y la dominación de los Animales no humanos de forma interrelacionada ¡no puede esperar más!
De acuerdo con la investigación que me encuentro realizando actualmente, Colombia no es la excepción para reafirmar que el Movimiento por la Liberación Animal es un movimiento que se encuentra mayoritariamente conformado por Mujeres. Mujeres cuidadoras y defensoras de otras vidas; vidas que históricamente han sido marginadas, explotadas y violentadas de las peores formas que alguien se pueda imaginar. Esas vidas son las de los Animales no humanos; reivindicadas, cuidadas y rescatadas principalmente por Mujeres. Algunas feministas, algunas no, algunas educadoras o religiosas, algunas madres de familia, algunas profesionales, algunas veterinarias, pero principalmente Mujeres.
Para introducirnos a la lectura, es fundamental mencionar que en Colombia existen mujeres antiespecistas consolidadas en su práctica y en su discurso. No obstante, no hay una organización como tal de Mujeres Antiespecistas que incida en el activismo y en la esfera política por estas reivindicaciones de manera interrelacional, como sucede en España o Argentina. En otras palabras, en Colombia sí hay Mujeres Antiespecistas, pero deslocalizadas geográficamente y sin organizarse políticamente por el Feminismo Antiespecista. Es fundamental aclarar que el Feminismo Antiespecista no pretende minimizar las diferentes problemáticas que enfrentan los Feminismos, sino que pretende un diálogo para que los Feminismos y el movimiento Antiespecista puedan nutrirse de forma recíproca desde el Sur y para el Sur.
En este sentido, Nosotras Somos Interespecie es una propuesta ética, pero, a su vez, una provocación política y académica que le apuesta a una ampliación de los Feminismos hacia la Defensa Interespecie entre las Mujeres y los Animales no humanos, y a una ampliación del Antiespecismo hacia un enfoque Feminista. Esta propuesta surge de la necesidad inmediata de politizar y dinamizar los diferentes escenarios en los que coinciden las Mujeres y los Animales no humanos con una estructura que, desde la sociología, es percibida como una estructura de Dominación Masculina2, la cual opera por medio de la cultura patriarcal y se representa en los cuerpos de las Mujeres y de los Animales no humanos.
en una sociedad sexista y especista, entender la dominación de las Mujeres y la dominación de los Animales no humanos de forma interrelacionada ¡no puede esperar más!
ángela p. erazo
¿Cómo entender el especismo y su relación con los feminismos?

Para iniciar el análisis del puente que se teje entre los Feminismos y el Movimiento Antiespecista, o Movimiento de Liberación Animal, se vuelve necesario retomar la pregunta: ¿qué entendemos por feminismos? Para ello, partiremos de la postura de Catia Faria (2016), quien sostiene que los feminismos son un movimiento social y político, a la vez que una teoría de la justicia. Por otro lado, el Movimiento Antiespecista es un nuevo movimiento social que cuestiona fuertemente el especismo. De acuerdo con Faria (2016), el especismo es una discriminación éticamente injustificable de la especie humana sobre las no humanas; es decir que la especie humana discrimina injustificablemente a quienes no pertenecen a su especie, en este caso a los Animales no humanos.
Los Estudios Críticos Feministas Antiespecistas y Ecofeministas Críticos han sostenido en los últimos tiempos que el puente que une la discriminación no justificada de las Mujeres y de los Animales no humanos es la dominación masculina, puesto que esta se produce y se reproduce de manera multiescalar y genera desigualdad corpórea. Por ende, es importante comprender la dominación masculina como una estructura que oprime, cosifica, subordina y fragmenta los cuerpos de las Mujeres y de los Animales no humanos mediante la pornografía, la prostitución, la industria cárnica, la industria láctea, la publicidad, entre otras. En otras palabras, podemos decir que la dominación masculina es reproducida directamente en los cuerpos humanos y no humanos.
La manera en la que esta opera en todos los cuerpos la podemos percibir claramente con lo que Adams (2016) va a denominar la animalización de las mujeres y la sexualización de los Animales no humanos. Explico brevemente: en una cultura patriarcal experta en cosificar a las mujeres para la pornografía y para los diversos escenarios sexualizados, nosotras las Mujeres, entre más nos comportemos como salvajes o animales (disfraces, maquillaje de coneja, gata, leona), vamos a generar mayor satisfacción a la cultura patriarcal. El caso de la sexualización de los Animales no humanos hace parte de una dinámica que opera mucho con las hembras y la zoofilia, es decir que a una hembra no humana le ponen lencería, tacones y maquillaje para publicidad y zoofilia (Adams, 2016, p.122).
Los escenarios de violencia a los que somos sometidas las Mujeres y los Animales no humanos son demasiados. Los más relevantes desde la teoría Feminista Antiespecista son: la pornografía y los animales destinados para el consumo humano. En estos espacios ambos cuerpos son instrumentalizados con fines patriarcales. En consecuencia, no podemos desconocer que en la pornografía los cuerpos femeninos son cosificados y fragmentados al igual que el de los animales destinados para el consumo humano, ya que estos pasan a convertirse de seres sintientes a recetas con sus cuerpos fragmentados. Adams se refiere a esto como el Referente Ausente de la Carne, es decir que “los animales, tanto su nombre como su cuerpo, son convertidos en ausentes como animales para existir como carne. Las vidas de los animales preceden y posibilitan la existencia de la carne” (Adams, 2016, pp. 123-124). En otras palabras, si los animales están vivos no pueden ser carne, no obstante, este referente ausente conlleva a olvidar que el animal es una entidad independiente. Esta metáfora es aplicada también para las Mujeres, puesto que “la violencia sexual y el consumo cárnico, que parecen formas distintas de violencia, encuentran un punto de intersección en el referente ausente” (Adams, 2016, p. 127).
Tanto el especismo como el sexismo hacen parte de una estructura que corresponde al antropocentrismo, en tanto que la medida para justificar ambas discriminaciones injustificables en términos éticos parte del ideal del hombre civilizado blanco, cisgénero, letrado y con propiedad, intrínseco a la cultura patriarcal. Son estas las premisas que han consolidado la discriminación por medio de las relaciones de poder a través de la historia, porque no solo las Mujeres y los Animales no humanos han sido marginados y violentados, también los grupos étnicos y las personas con diferentes orientaciones sexuales. Por ello, desde los Estudios Críticos Feministas Antiespecistas hay una gran apuesta por un diálogo interseccional de luchas que incluye un reconocimiento de la animalidad de la especie humana; argumento que sustenta que todas y todos somos animales y que debemos retornar a esa animalidad no antropocéntrica ni especista, una animalidad que comprenda que no somos superiores a los otros animales, sino todo lo contrario, que reconozcamos la igualdad entre Animales humanos y Animales no humanos, y, sobre todo, que ambos tenemos un mismo interés en tener una vida sin dolor.
Comprender la opresión más allá de los cuerpos humanos
Comprender la opresión más allá de los cuerpos de las Mujeres implica un análisis profundo de la instrumentalización a la que cuerpos humanos y no humanos son expuestos día a día en nuestra sociedad sexista y especista. Por ende, es necesario reconocer esta instrumentalización en el escenario de la pornografía y de los animales destinados para el consumo humano, y resulta fundamental enunciar que en la industria cárnica y la industria láctea las hembras son las más explotadas.

También debemos empezar a comprender como violencia interrelacionada al lenguaje como instrumento de violencia simbólica, puesto que tiene que ver con la cosificación de los cuerpos de las Mujeres y de los Animales no humanos por medio del lenguaje. Explico brevemente: popularmente, dentro de nuestras prácticas cotidianas tenemos naturalizado insultar a una Mujer con nombres o comportamientos de los Animales no humanos, como, por ejemplo: “Esa vieja es una perra”, es “una zorra”, “loba”, entre otras. El distanciamiento con la animalidad nos ha hecho creer y asumir que, sin cuestionar nuestro comportamiento, podemos usar de manera despectiva a los animales para insultar. Y esto es así porque hemos asumido culturalmente que, además de violentarlos, explotarlos y matarlos, también son una herramienta para violentar Mujeres.
El mismo distanciamiento con la animalidad y la violencia interrelacionada tiene que ver con la violencia instrumental, la cual nos ha mostrado casos relevantes en los que los cuerpos de las Mujeres y de los Animales no humanos son víctimas relacionales. Procedo a explicar: los Estudios de Violencia de Género y de Violencia Intrafamiliar han demostrado que, en muchos casos en los que los hombres agreden físicamente a una Mujer, antes de hacerlo han ejercido agresiones contra los animales de compañía con los que conviven aquellas Mujeres. Otro escenario común en estas situaciones de violencia interrelacionada tiene que ver con la instrumentalización de los animales de compañía de aquellas Mujeres que no quieren continuar una relación sentimental con una pareja violenta, pues en muchos casos los hombres usan los Animales de compañía (secuestrándolos, matándolos) para retenerlas en contra de su voluntad.
Por todo lo anterior, propongo dos herramientas para la reflexión sobre la violencia interrelacionada. La primera tiene que ver con un cuestionamiento ético de cada una de nuestras prácticas cotidianas, en donde podamos ser conscientes de cuál es el daño que estamos generando con ellas, a quiénes estamos dañando y cómo podemos evitarlo. La segunda tiene que ver con el campo académico investigativo, y se vincula a una de las herramientas que ha permitido tejer el puente entre estas dos luchas: el enfoque feminista de la interseccionalidad, que se originó por el feminismo negro en Norteamérica y que permitió, en su momento, analizar el racismo y el sexismo de manera conjunta. Actualmente, los Estudios Críticos Feministas Antiespecistas han retomado este cruce para analizar la dominación masculina y la opresión entre las Mujeres y los Animales no humanos.
Para Latinoamérica, este cruce de género, especie y dominación es relativamente nuevo, pero indispensable, porque este análisis ha permitido comprender los puntos en común que tienen ambos movimientos en relación con el Sistema de Dominación. Los cuerpos que importan y los que aún no importan, ambos son cuerpos en disputa, cuerpos atravesados por la dominación masculina y reproducidos en la desigualdad corpórea en función del capital o del capricho patriarcal. No obstante, se requiere localizar a los Feminismos y al Antiespecismo desde lo común. Como hemos podido ir observando, la instrumentalización de los cuerpos se da de formas interrelacionadas entre Mujeres y Animales no humanos por caprichos patriarcales. Por esta razón, desde la reflexión Nosotras Somos Interespecie proponemos un diálogo entre el movimiento Feminista y el Movimiento Antiespecista, en el que la dominación masculina sea interrelacionada con la dominación y los diferentes tipos de violencia a los que son sometidas las Mujeres y los Animales no humanos. Al Movimiento Feminista le hacemos un llamado para que se quite las gafas del especismo y al Movimiento Antiespecista lo invitamos a incluir dentro de su discurso y su práctica un enfoque de género que asuma dentro de sí una Ética del Cuidado.
Reflexiones finales
Recordemos que los movimientos sociales son una reivindicación de la justicia, pero también son una apuesta antidiscriminatoria. Por ende, considero fundamental que desde los mismos se reconozca que todos los cuerpos importan sin detenernos en el género, la clase, la etnia o la especie. Por esto, es indispensable transitar hacia la empatía feminista Interespecie, ya que, de acuerdo con las investigaciones de las filósofas Feministas Antiespecistas: Alicia Puleo (2011) Catia Faria (2016) y Angélica Velasco (2017), el Movimiento Feminista es especista y el Movimiento Antiespecista es sexista; razones por las cuales seguiré justificando la importancia de que los Feminismos deberían ampliarse hacia un enfoque Antiespecista y el Antiespecismo hacia un enfoque Feminista.
La geografía feminista nos ha enseñado que la localización de la desigualdad de las Mujeres es una desigualdad corpórea, la cual yo extiendo hacia los Animales no humanos, puesto que esta desigualdad sitúa a ambos cuerpos en la violencia y en la precariedad. Además, esta nos conduce a un cuestionamiento riguroso del androcentrismo, que, de acuerdo con Puleo (2017), se entiende como el “sesgo de la cultura que hace del varón y de su experiencia la medida de todas las cosas” (p.7). Asimismo, no podemos olvidar que el androcentrismo se alimenta del antropocentrismo y se reproduce desde la dominación masculina hacia los cuerpos humanos y no humanos. Por lo anterior, enuncio la necesidad de cuestionarlo y abolirlo en pro de la Liberación de las Mujeres y de los Animales no humanos.

Retomo el cuestionamiento de nuestras prácticas cotidianas y, por tanto, naturalizadas. Allí volvemos al lenguaje, al consumo, a los modos de producción y a la coherencia que implica el discurso y la práctica en el ámbito público y el ámbito privado. Por ejemplo, no sería coherente que yo sea una activista feminista antiespecista, que cuando termina una de sus charlas llega a su casa y se tome un vaso de leche de vaca. ¿Qué sentido tendría desde el ámbito público invitar a los Feminismos a que tengan perspectiva Antiespecista, si en el ámbito privado estoy contribuyendo a que se sigan explotando vacas en la industria de los lácteos? ¿Sería posible? La pregunta es: ¿éticamente sería justificable?
He escuchado decir, en diferentes ocasiones, que la última de las luchas es la lucha por la Liberación Animal. Sin embargo, es inevitable observar que las relaciones de poder se siguen produciendo y reproduciendo a través del capitalismo, el racismo, el sexismo, el colonialismo y, por supuesto, el especismo, pues, como lo ha planteado Velasco (2017), no es que la Ética Animal esté de moda, simplemente ha llegado el momento de poner la cuestión animalista en relación con la cuestión feminista, porque, sin duda alguna, la Liberación Animal es un problema Feminista. Ya lo percibimos anteriormente cuando identificamos algunos puntos en común en los que opera la dominación masculina a través de los cuerpos de las Mujeres y los Animales no humanos, ambos instrumentalizados y expuestos a múltiples formas de violencia que los sitúan en un escenario de precariedad y desigualdad corpórea. En esta medida, se necesita transitar hacia un escenario común de empatía y sororidad Interespecie en el que ambas luchas comprendan que la dominación masculina, las relaciones de poder, la cosificación y subordinación les/las ha atravesado históricamente con fines patriarcales, como ha sucedido con la pornografía, el amor romántico y el consumo de animales no humanos.
Los feminismos y el Antiespecismo deben dialogar para transitar a un feminismo no especista y a un animalismo no sexista; enriquecerse mutuamente con sus análisis de relaciones de poder, de dominación y de la universalización de la Ética del Cuidado. En otras palabras, aportar a un reconocimiento empático de las causas, sin minimizar la una de la otra. Porque ambos movimientos son antidiscriminatorios y proponen una ética, un ser y un hacer políticamente para abolir la dominación y su representación en la violencia corpórea.
Finalmente, como sociedad nos urge que los movimientos sociales (todos) tengan una perspectiva de Género y un enfoque Interespecie en donde se reconozca que Nosotras Somos Interespecie, porque sentimos, porque nuestros cuerpos son violentados física y simbólicamente, porque la violencia nos sitúa en un escenario de desigualdad, porque los Feminismos no pueden seguir siendo especistas ni el Antiespecismo sexista, porque no somos cosas, porque no somos insultos, porque no somos comida, porque la Liberación Animal es un problema Feminista y por mil razones más…
Referencias bibliográficas
Adams, C. J. (2016). La Política Sexual de la Carne. Una teoría feminista vegetariana. Ochodoscuatro.
Faria, C. (2016). Lo Personal es Político: Feminismo y Antiespecismo. Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales, III (II), 18-38.
Federici, S. (2019). Calibán y la bruja. Traficantes de sueños.
Puleo, A. H. (2019). Claves Ecofeministas. Para rebeldes que aman a la Tierra y a los Animales. Plaza y Valdés.
Puleo, A. H. (2011). Ecofeminismo para otro mundo posible. Cátedra.
Velasco, A. (2017). La Ética Animal ¿Una cuestión feminista? Cátedra.
- Colombiana, Activista Feminista Antiespecista. Licenciada en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario. Candidata a Magister en Investigación en Sociología por la Flacso Ecuador
↩︎ - Concepto desarrollado por Silvia Federici para abordar, desde la reproducción sexual del trabajo, la explotación de las mujeres y de la naturaleza en función de la acumulación y expansión del capital (Federici, 2019, p.32.). ↩︎